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La crisis climática global

Hay una crisis global en el clima. Ahí están las alertas cada día, en incendios e inundaciones, en sequías, en tormentas y huracanes. La Tierra cada vez está más caliente y la humanidad es la responsable. Las respuestas deben ser radicales o no habrá Planeta.

Redacción CAP

La temperatura de la Tierra se ha incrementado a lo largo de las últimas décadas. La evidencia científica recabada es contundente, y no es posible negar ni obviar que nuestro Planeta y su superficie se están calentando.  

Sucede desde hace siglos, poco  a poco, como explicó Tania Guillén, ingeniera en calidad ambiental e investigadora en tecnología y manejo de recursos naturales. Y ahora los efectos del incremento de la temperatura del Planeta se han acelerado y son cada vez más notables. “Desde el periodo pre-industrial, el calentamiento global ha sido una de las consecuencias de las actividades humanas”, dijo Guillén durante la séptima sesión del Ciclo de Actualización para Periodistas (CAP).  

En tanto la humanidad deja un enorme rastro de contaminación, y las industrias evaden su responsabilidad ante el cambio climático, muchos científicos siguen advirtiendo a los gobiernos y a los pueblos sobre lo que ocurre en el Planeta y continúan intentando medir con mayor exactitud la intensidad de todos los efectos y consecuencias sobre la naturaleza. 

“La certidumbre no es si hay o no calentamiento global, sino su intensidad o cuál es el rango. En las últimas décadas es donde se concentra el aumento de temperatura”, alertó Guillén a las y los periodistas del CAP.

Los años más calientes a nivel planetario se han registrado entre 2015 y 2020. La temperatura global de marzo fue la más alta de todos los “marzos” registrados desde 1980. En medio de la pandemia del coronavirus, como indicó Guillén, se pudo identificar que en Norteamérica no ha existido -a lo largo de los siglos- un agosto tan caliente como el del año 2020.

Los récords de las temperaturas planetarias se están rompiendo.

Los glaciares se están derritiendo, el nivel del mar aumenta, las selvas se están secando y la fauna y la flora luchan por sobrevivir. 

Pero todos estos cambios, como recalcó la expositora, han sido producidos por los humanos a lo largo de miles de años. El “efecto invernadero” es producto de ciertos gases que permanecen en la atmósfera y retienen el calor. En su mayoría, estos gases dejan pasar la luz del sol, que luego regresa una vez absorbida por la superficie terrestre en forma de calor, creando una especie de paredes de cristal similares a las de un invernadero. Cuanto más gases de invernadero, más calor es retenido.

Este efecto invernadero, sin embargo, es lo que ha hecho que el clima en la Tierra sea apto para la vida. Sin él, la superficie de nuestro planeta sería unos 60 grados Fahrenheit más fría. Pero en los últimos años, este efecto ha perdido su balance. Durante la historia de la Tierra, estos gases han sido bastante constantes, manteniendo estable la temperatura media global, pero a través de la quema de combustibles fósiles y otras emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la humanidad ha generado un desequilibrio provocando el  calentamiento desmedido de la Tierra.

Guillén dijo: “América Latina también ha contribuido al calentamiento global. Hemos generado un 9% de las emisiones globales. Brasil se incluiría en el top 5 de emisores del Planeta. Las emisiones de la región provienen del sector energético, de la agricultura y de los cambios de uso de la tierra. Porque nuestra región es todavía muy dependiente de los combustibles fósiles”.

Sin embargo, los mayores contaminantes a nivel global son las industrias de los derivados del petróleo, el gas natural, los plásticos y la agroindustria.

Desde 1951 se tiene confirmado científicamente que la actividad humana ha inducido el calentamiento global a gran escala, y cada producto industrial y sus gases de efecto invernadero han aumentado su velocidad. Las petroleras, como indicó Guillén, lo sabían desde 1980 y hacían sus estudios de investigación empresarial en función del cómo se calentaba el planeta, pero para sus propios beneficios.

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1.5 vs 2 grados

Guillén ha sido parte del grupo de investigadores climáticos que prepararon el reporte especial sobre “El calentamiento global de 1.5ºC” del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, por sus siglas en inglés), donde advierten que el Acuerdo de París firmado en 2015, en el que los países del mundo acordaron mantener las temperaturas globales por debajo de los 2 grados Celsius, ahora es insuficiente. 

Como se indica en este informe: “Limitar el calentamiento global a 1,5°C frente a 2°C reducirá la repercusión significativa sobre los ecosistemas, la salud humana y el bienestar”, indicó.

Una de las preocupaciones es que con los compromisos actuales para reducir las emisiones de CO2 se provocará un calentamiento global de al menos 3 grados Celsius para 2100, lo que nos pondría en riesgo de puntos de inflexión naturales como la descongelación de grandes áreas de permafrost, que podría aumentar todavía más la temperatura global.

En la actualidad hay un debate sobre la responsabilidad de los países en torno al cambio climático. Se han logrado acuerdos donde algunos países han asumido su responsabilidad histórica sobre el calentamiento global, pero otros países como China y Estados Unidos, han buscado formas para evitar señalamientos sobre la emisión de gases con efecto invernadero y el incremento de las temperatura a nivel global.

Como indicó Guillén, cuanto más nos adentramos, más impactos planetarios podremos provocar: “1,5°C son más seguros que 2°C, 2°C son más seguros que 2,5°C, 2,5°C son más seguros que 3°C, y así sucesivamente”. 

El informe especial del IPCC describe varias vías para limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius. Estas soluciones requerirán esfuerzos sin precedentes para reducir en un 50 por ciento el empleo de combustibles fósiles en menos de 15 años y eliminar su uso casi por completo en 30 años. 

Significaría en términos reales que ningún hogar, negocio o industria tendrá calefacción por gas o petróleo; ningún vehículo se desplazará con diésel o gasolina; todas las centrales eléctricas de carbón y gas se clausurarían; la industria petroquímica tendría que convertirse en industria química verde; y la industria pesada como la producción de acero y aluminio tendría que emplear fuentes de energía sin carbono o tecnología de captura de emisiones de CO2.

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El calentamiento en nuestra región

En Centroamérica, como explicó la investigadora Tania Guillén, quien además es nicaragüense, como efecto del calentamiento global hay un aumento de los vectores que producen enfermedades. “Para Centroamérica y Sudamérica se identifican impactos en los ríos, en la producción de alimentos y en los medios de vida”, aseveró.

Hay más de 1 millón de personas centroamericanas que dependen de granos básicos como maíz y frijol, por lo que las y los expertos en el clima muestran preocupación sobre la forma en que la producción de alimentos se verá afectada por el Cambio Climático. Un efecto previsible es el aumento de los índices de inseguridad alimentaria, que sería grave en estos contextos de pobreza y pobreza extrema.

Según la especialista, toda Centroamérica unida genera un 1% de las emisiones globales. “Pero eso no nos exime de seguir tomando medidas como pasar a las energías renovables”, enfatizó.

Estamos en un punto de inflexión. “De tomar medidas drásticas”, dijo Guillén. Pero nada puede suceder sin el involucramiento de todos los países y sus ciudadanos y ciudadanas.

“Tienen que darse cambios en tecnología. Tiene que haber cambio en patrones de consumo y mayor inversión en opciones no contaminantes. El tiempo y la magnitud de la acción importa” dijo. “La acción climática tiene que ser guiada por el bienestar humano”, finalizó.

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