
El poder tras las rejas, un castillo de naipes
Las autoridades no conceden que criminales han cooptado una entidad del Estado, pero los hechos hablan por sí solos. Mientras las masacres quitan piezas que estorban en el andamiaje de poder interno en las cárceles, los reos poderosos viven de explotar a los reos sin recursos. Las secuelas, visibles: internos que extorsionan a personas en la calle para pagar las extorsiones de que son víctimas en la cárcel, o traslados cobrados a otra cárcel u hospitales, que acaban en fugas o balaceras. En esa dinámica, el poderoso es más efímero de lo esperado, y el pez grande de hoy resulta ser el pequeño de mañana.