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La gobernanza del clima

Las convenciones internacionales son clave para detener las emisiones de los gases de efecto invernadero, ya que se establecen las distintas responsabilidades en la #CrisisClimática, y se busca llegar a acuerdos para establecer una Gobernabilidad Climática Global.

Redacción CAP

El mundo está enfermo. Está contaminado. Y cada año que pasa el calentamiento global se vuelve un problema muy evidente: el nivel del mar aumenta, los glaciares árticos se derriten, los incendios forestales son más frecuentes, y los proyectos extractivistas de recursos fósiles y de minería no se detienen.

“Sólo un diagnóstico preciso puede decirnos cómo curar al Planeta”, dijo la experta en Geo-ecología, Hidrología y Modelaje Ecológico, Ingrid Hausinger, durante la décimo sexta sesión formativa de los Ciclos de Actualización para Periodistas enfocado en Cambio Climático, Crisis Sanitaria y Migraciones.

Pero, ¿Cómo se puede hacer una medición sobre el mal estado en que se encuentra la Tierra? ¿A quiénes les corresponde una tarea tan ambiciosa? ¿Cómo se llega a un acuerdo global para intentar detener la contaminación y el calentamiento del Planeta? 

Hausinger, también coordinadora de Ecología Política, Cambio Climático y Democracia de Género en la Fundación Heinrich Böll, explicó que todas las naciones tienen la enorme responsabilidad de implicarse en un proyecto global para salvar el Planeta. “Los humanos podemos cooperar y encontrar soluciones”, dijo. Y estos acuerdos comunes a nivel planetario constituyen la Gobernanza Climática.. Este concepto se relaciona al desarrollo de los países y al bienestar de la naturaleza y las personas, explicó.

La Gobernanza Climática implica que los gobiernos, las empresas y las personas participen activamente y encuentren direcciones comunes con el fin de generar acciones climáticas eficientes. Se trata también de lograr acuerdos multilaterales que tomen en cuenta los derechos de las personas y las normativas que los protegen. A nivel global, la Gobernanza Climática conlleva asumir decisiones y políticas climáticas que sean sensibles a los intereses y los derechos de las poblaciones vulnerables. “Una gobernanza dentro de un contexto de soluciones a la Crisis Climática que respete a los Derechos Humanos”, señaló la especialista. 

“Los Acuerdos Climáticos deberían ser vinculantes con todas las legislaciones locales para generar espacios de confianza y lograr acuerdos que ayuden al Planeta. Todos los países, sobre todo los grandes, como Alemania, China, India, Rusia y Estados Unidos, tienen problemas fuertes que resolver y tendrían que estar poniéndose de acuerdo en cómo todos van a cumplir con su responsabilidad ante el Cambio Climático”, indicó Hausinger.

Por otra parte, hay países que debido a su lento desarrollo industrial no son responsables directos de lo que ocurre con la Tierra. Centroamérica, por ejemplo, emite menos del 1% de las emisiones totales que producen el Cambio Climático. Y ante ello, la experta afirmó: “Por eso nuestra agenda debe estar enfocada en la adaptación y no en la mitigación. Somos de los países con más vulnerabilidad ante los cambios en el clima”.

“Los periodistas somos muy buenos para contar qué hicimos en un día o en varios días, pero no solemos decir cuál es nuestro objetivo”, señaló el periodista Óscar Martínez, editor general del medio digital El Faro de El Salvador, en la décimo quinta sesión de los Ciclos de Actualización para Periodistas (CAP).

Para poder trabajar periodismo de profundidad, agregó Martínez: “Se debe generar una premisa ambiciosa”. Un punto de partida claro para preguntarnos, como periodistas, “¿Cuál es el rompecabezas que estamos armando?”.

Durante su exposición, Oscar Martínez abordó las problemáticas de las redacciones de la región centroamericana y algunas de sus debilidades. “No tenemos problemas con las fuentes, sino con cómo creamos un contacto diario con ellas y cómo desaprovechamos esa cercanía para trabajar historias más sólidas”, dijo.

Al empezar un reportaje, lo más recomendable es una discusión con todo el equipo editorial, explicó Martínez. No sólo para plantear el tema, sino para lograr un debate alrededor de la idea principal.  

Debemos cambiar la forma en la que se acerca y se propone una idea, afirmó.

“Solamente de una idea consolidada puede salir un proyecto periodístico. Cuando la premisa está clara y es evidente, a partir de ahí debemos empezar a buscar. Una de las claves es confirmar la originalidad de los documentos que nos sirvieron de base para plantear la idea a investigar”, señaló Martínez a las y los periodistas que participan en el CAP.

Acuerdos globales

La Gobernanza Climática tuvo su origen a inicios de los años noventa, cuando los países de todo el mundo, convocados por el secretario general de las Naciones Unidas, se reunieron para comprender la situación de la Tierra ante los gases de efecto invernadero provocados por las emisiones industriales a nivel planetario. La Conferencia, conocida como Cumbre para la Tierra, se celebró en Río de Janeiro del 3 al 14 de junio de 1992. Fue un momento decisivo en las negociaciones internacionales sobre las cuestiones del medio ambiente y el desarrollo.

Hausinger indicó que “Los objetivos fundamentales de la Cumbre eran lograr un equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y de las generaciones futuras y sentar las bases para una asociación mundial entre los países desarrollados y los países en desarrollo, así como entre los gobiernos y los sectores de la sociedad civil, sobre la base de la comprensión de las necesidades y los intereses comunes”.

En la Declaración de Río se definieron los derechos y las obligaciones de los Estados respecto de principios básicos sobre el medio ambiente y el desarrollo. Entre otras, se incluyeron las siguientes ideas: “la incertidumbre en el ámbito científico no ha de demorar la adopción de medidas de protección del medio ambiente; los Estados tienen el «derecho soberano de aprovechar sus propios recursos» pero no han de causar daños al medio ambiente de otros Estados; la eliminación de la pobreza y la reducción de las disparidades en los niveles de vida en todo el mundo son indispensables para el desarrollo sostenible, y la plena participación de la mujer es imprescindible para lograr el desarrollo sostenible”.

La experta, no obstante, es crítica ante los resultados de esta convención de 1992, debido a que no se lograron alcanzar los marcos legales necesarios para que cada país asumiera una responsabilidad a nivel local, y mucho menos una a nivel internacional. Sin embargo, dijo, fue un comienzo de buenas intenciones.

“Las convenciones enfocadas en el cambio climático, aunque tienen dificultades para lograr resultados concretos, han logrado aportar con información, datos, investigaciones científicas, estadísticas… que nos permiten saber que el Planeta está enfermo de verdad. Hay evidencia concreta”, explicó Hausinger.

En la primera Conferencia de las Partes (COP) de 1995 se hizo evidente que la mayoría de países industrializados no había adoptado las medidas adecuadas para alcanzar los objetivos de la Convención de 1992. Para Hausinger, la incertidumbre es lo que más ha dañado la lucha frente al Cambio Climático. “Al no saber cuándo se dará, cómo se dará o si será extendido en el tiempo, se reduce la voluntad de hacerle frente al riesgo climático”, explicó. 

Otro de los grandes problemas para combatirlo es la presión de los países con más desarrollo, ya que “no definen los mecanismos para hacer frente a las pérdidas y daños que se están causando en todo el Planeta”, subrayó.

El Mandato de Berlín de 1995 exigió a las partes que iniciaran con las negociaciones para reducir las emisiones más allá del año 2000, mediante objetivos cuantitativos y plazos concretos. Después de dos años de negociación esto se materializó en Japón, en la COP3, con la firma del Protocolo de Kioto.

Y más tarde, cuando se constató que no hubo ningún retroceso evidente en la temperatura del Planeta, se hicieron necesarias nuevas convocatorias internacionales, cada cierto tiempo, a lo largo de dos décadas. Negociaciones, debates infinitos, y pocos acuerdos concretos entre los países miembros de la ONU con la consecuencia de una falta de responsabilidad ante las emisiones de gases de efecto invernadero. 

Quizás las más relevante, con alguna solución que parecía viable, reflexionó la experta, fue la COP21, en la que se firmó el Acuerdo de París. Hausinger indicó que la enfermedad del Planeta había llegado a tal punto de gravedad que en esta Cumbre realizada en 2015 las medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global se volvieron una discusión urgente. 

El Acuerdo de París buscó mantener el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 °C -por encima de los niveles pre-industriales- y perseguir esfuerzos para limitar el aumento a 1.5 °C, reconociendo que esto reduciría significativamente los riesgos y efectos del Cambio Climático. También se propuso aumentar la habilidad de las partes del Acuerdo para establecer medidas de mitigación, adaptación y resiliencia al CC, y generar flujos financieros para lograr la reducción de emisiones y un desarrollo sustentable para el Planeta. Pero a la fecha, como dijo Hausinger, es otro de los acuerdos que no ha tenido demasiado éxito.

Foto: Lionel Bonaventure (AFP)

Retos de la Gobernanza Climática

Para que se pueda lograr un acuerdo de convivencia planetario enfocado en el bien común y la naturaleza, es decir, para una buena gobernanza relacionada al clima, nos hace falta mucho camino por recorrer. “Depende de cómo se defina el problema y cómo se aborde multilateralmente”, dijo Hausinger.  “Las causas, efectos y respuestas pasan por todos los sectores de la sociedad y por todas las personas. Los gobiernos no tienen control absoluto sobre las emisiones. Los países que están en mejores condiciones, son los que menos incentivos tienen porque sufren menos los efectos. Esos son los mayores retos para lograr una cura de todo el planeta”.

En consecuencia, todavía se discute cuáles serían los nuevos acuerdos a los que se quiere llegar. Si se debe ser más punitivo en contra de los países más desarrollados y más contaminantes, cobrando un impuesto sobre las acciones que generen emisiones de dióxido de carbono. O bien formar “clubes de clima” entre países donde los asociados logren acuerdos con compromisos reales para la acción climática. También existe debate sobre cómo involucrar al sistema económico mundial con el propósito de que se tome interés real sobre lo que sucede con la Tierra. 

“La presión que podamos generar como sociedad civil es vital para el cumplimiento de los Acuerdos Climáticos”, dijo Hausinger.

El acuerdo de Escazú, por ejemplo, consensuado en Costa Rica en 2018 ha sido uno de los más ambiciosos. Y es considerado como uno de los instrumentos ambientales más importantes para Latinoamérica. “Habla sobre transparencia, acceso a información de normativa ambiental y defender la vida de las personas que protegen los territorios”, dijo la académica. Por primera vez se tomó en cuenta la protección de las personas que exponen sus vidas por defender la tierra, los bosques, los océanos. “Se pone el tema de cómo evitar la criminalización hacia las personas defensoras del ambiente. Brinda un marco para reafirmar el derecho a la defensa de los DDHH, la tierra y el territorio”, explicó.

Dentro de la presión social para incidir en la agenda de los gobiernos en cuanto al abordaje de la Crisis Ambiental y la Gobernanza Climática, también están los medios de comunicación. Según compartió Hausinger con las y los periodistas del CAP, los medios influyen de forma determinante en cómo se percibe la crisis climática y en el rol que deben cumplir los gobiernos, las empresas y las personas para poder frenar el Cambio Climático. “Es clave informar y sensibilizar”, finalizó.

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