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El periodismo ante las migraciones centroamericanas

Seguir la ruta de las Migraciones centroamericanas es un gran desafío periodístico y hay que hacerlo bien. Cubrir estas historias desde una perspectiva de Derechos Humanos es una tarea esencial que requiere hablar de las causas, del trayecto y de sus riesgos. Pero también de las deportaciones y de cómo es la vida de quienes logran cruzar la frontera y entrar a Estados Unidos.

Redacción CAP

En el camino migratorio hacia Estados Unidos lo más importante que hay son las personas. Seres humanos que tienen su propia historia. Por eso los relatos que explican por qué viajan son diversos. Hay personas que buscan reencontrarse con algún familiar y otras que huyen de la violencia, de la falta de oportunidades  y de las democracias fallidas centroamericanas.

Por eso, “desde el periodismo sobre migraciones debemos hacer una cobertura completa. Hablar de las causas como algo fundamental”, dijo en la última sesión del Ciclo de Actualización para Periodistas (CAP) 2020-2021 Alberto Pradilla, periodista y autor de los libros: “El judío errado”, sobre la vida en Israel y el conflicto palestino y “Caravana: cómo el éxodo centroamericano salió de la clandestinidad”. 

“Los gobiernos tienden a ignorar todo aquello que hace que la gente se marche. Y olvidan los motivos de las personas que huyen”, añadió Pradilla.

Para las y los periodistas que cubren la ruta, es fundamental distinguir las diferencias importantes entre las razones de las personas que migran y las que buscan refugio. Pradilla indicó que cada vez más, en años recientes, la movilidad humana centroamericana se llena de gente que está buscando protección, en comparación de aquella que, durante décadas, ha migrado por razones económicas.

“Vamos a encontrar dos tipologías fundamentales. El migrante tradicional económico que huye de la necesidad, del hambre. Pero también hay personas a las que les asesinaron a un familiar, personas que pensaron que si no salían en ese momento de sus casas, sus vidas corrían peligro”, indicó. En consecuencia, un periodista debe saber escuchar. 

Las personas migrantes no son sólo cifras estadísticas. Detrás de cada una, hay historia humana. Y por eso, una cobertura rigurosa debe ser integral. Entender, explicar y abordar la parte humana, incluso a través de la convivencia. “Si solo reducimos al migrante a su condición de persona en movimiento, nos estamos perdiendo una buena parte de la historia”, dijo Pradilla.

La ruta no es fácil

En este trayecto, las historias que traen las personas se cruzan con otras nuevas, también difíciles. No es un camino sencillo. Hay muerte, extorsiones, secuestros, violaciones sexuales, territorios controlados por el crimen organizado. 

Pradilla señaló que todavía hay muchísimas interrogantes sobre el tema de la ruta y eso es algo que nos corresponde “aclarar como periodistas” para no quedarnos en la anécdota. “Nos ha faltado profundizar en el 70% de migrantes que van con redes de polleros y están muy expuestos”, reflexionó.

Las historias de secuestro y extorsión contra migrantes son ahora una constante, comentó el reportero. La gente centroamericana que emigra lo hace en un estado de tanta vulnerabilidad, que en el camino se convierte en la víctima perfecta para las redes del crimen organizado, añadió. 

“Hay que salir a la ruta, hay que ver los caminos que se están tomando. Cuáles son los peligros que están acechando y también ver cuál es el papel de las instituciones en este entramado, el cual no podría funcionar sin la corrupción de las autoridades de migración”, dijo Pradilla.

Es fundamental, agregó, conocer el contexto que tienen estas personas y el contexto de la ruta. Debemos “ser conscientes que estamos hablando con seres humanos en condiciones de grandes dificultades y no exponerlos”.

Para el periodismo es imprescindible comprender que el relato completo de la migración es muy complejo. Y por ello, enfatizó el periodista vasco, “hay que alejarse de la espectacularidad. Y siempre buscar y explicar las causas. Nadie se va de su país por gusto, por hacer una aventura”, enfatizó. 

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Los gobiernos contra las personas migrantes

Los gobiernos de los países en tránsito tratan de ignorar las razones de la migración masiva. Minimizan las causas. Y se dedican a la criminalización de las personas que atraviesan sus territorios. Obstaculizan los trámites y persiguen la movilidad humana como un delito. Incluso firman convenios con Estados Unidos para ampliar la frontera sur y bloquear la búsqueda de un futuro mejor, o peor aún, evitar una muerte segura.

Pradilla indicó: “Es necesario hacer frente a las narrativas de los gobiernos que tratan de esconder lo que sucede, y pareciera ser que dicen: lo hago por tu bien”. Pero eso es en la superficie. En el fondo, el discurso de las autoridades migratorias estatales está marcado por la xenofobia, la criminalización y el odio.

“Hay que tener cuidado con repetir esta narrativa discursiva en el periodismo que realizamos. Este tipo de narrativas se combaten desde el conocimiento, desde contar la película completa. Hay que tener cuidado con qué cosas se empiezan a esparcir en redes sociales. Hay que tener un enfoque periodístico desde los Derechos Humanos”, resaltó.

Desde los gobiernos las contradicciones son evidentes. Muchas veces hay dos caras en el discurso, ante las cuales, como dijo Pradilla, es importante evidenciar los contrastes. “En México podemos, por ejemplo, encontrarnos en la misma conferencia al Secretario de Exteriores celebrando el número de centroamericanos que han sido devueltos (a sus países) y a la vez al presidente celebrando que el número de remesas ha llegado a una cifra récord”, explicó.

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El retorno y la llegada

Además, hay otro punto al final de la ruta que el periodismo no puede obviar. “Muchas veces contamos las causas, contamos la represión contra las caravanas, contamos las miserias que se viven en la frontera y, una vez que se ha llegado al otro lado, hay un “blackout”, como si todo hubiera terminado ahí. Y eso es algo que debería ser fundamental explicar. Es imprescindible contar lo duro que es hacer la vida en EE.UU. Relatar esta parte de la migración”, indicó el periodista a sus colegas participantes en el CAP.

Las personas migrantes que llegan a EE.UU. generan recursos. Y en los países de Centroamérica las remesas que envían a las familias están constituyendo entre el 10 y el 20% del Producto Interno Bruto. Y ese es otro ámbito que se tiene que abordar en las crónicas y las notas periodísticas.

También están las deportaciones. La gente que regresa de manera obligada. “El círculo se cierra cuando contamos la vida de quienes han sido devueltos. El rechazo en sus comunidades, la frustración de cómo se cae el proyecto de vida y la necesidad de adaptarse”, señaló.

Es necesario contar cómo viven las personas migrantes en EEUU. Los sueños, el miedo a ser deportados, contar la historia de quien no logra cumplir o se le acaba el “sueño” americano. Porque para entender, explicar y sensibilizar, el periodismo debe abordar todos los pasos dentro del camino migrante, hasta el último de ellos, sin obviar detalles y contexto, sin olvidar una perspectiva de Derechos Humanos, finalizó.

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