Imagen: Reuters / Luis Echeverría

Elecciones 2023: entre la democracia y el autoritarismo

Las elecciones generales del 2023 no son elecciones normales. Guatemala decidirá si quiere retomar la senda democrática u optar, finalmente, por cruzar la puerta de entrada a un régimen autoritario que acortará aún más las libertades civiles.

Redacción CAP

Desde 1985, nunca Guatemala había afrontado un proceso electoral en el que se viera amenazada la continuidad de la democracia. Lo que está en juego en las elecciones del próximo año no es la apuesta por un mejor gobierno. En cambio, se definirá si el país define retomar el camino de la democracia o transita hacia el autoritarismo, expuso el excanciller guatemalteco, Edgar Gutiérrez, en la primera sesión del Ciclo de Actualización para Periodistas (CAP) sobre Democracia y Elecciones. 

“La pregunta ya no es si las elecciones nos van a resolver el problema. La pregunta es si las elecciones nos llevarán a un período de ingobernabilidad y de mayor estrechamiento de libertades civiles”, señaló.

Esto se debe a que de un par de años atrás a la fecha, el contexto político y social ha cambiado. Las redes político-económicas ilícitas, conformadas por algunos políticos, exfuncionarios públicos, empresarios tradicionales o emergentes, exmilitares y actores del crimen organizado, han ganado terreno y arremetido contra operadores de justicia, personas defensoras de derechos humanos y periodistas que han intentado construir un Estado de Derecho.

Estas redes, que actúan de forma coordinada, tienen un objetivo común: “garantizarse impunidad por delitos de corrupción y violaciones a derechos humanos”. Fue así como en 2019 lograron el cierre de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), el órgano de Naciones Unidas que apoyó al Ministerio Público a desbaratar estructuras de gran corrupción, explicó.

“Las élites y las redes políticas y económicas criminales establecieron una estrategia para desmantelar a la CICIG y lo lograron en 2019. A partir de ahí, han venido ejecutando de manera bastante disciplinada y eficaz una serie de pasos bajo el lema ‘Nunca más CICIG y nunca más estado de Derecho’. Han controlado absolutamente todas las instituciones de frenos y contrapesos de la República y empezaron por no integrar cortes del Organismo Judicial”, dijo Gutiérrez.

Estas redes conforman lo que popularmente se conoce como el “Pacto de Corruptos” y han descubierto que para lograr sus objetivos deben invertir en política. Ello quedó en evidencia en un estudio de la CICIG de 2018 que demostró que el 80 por ciento de las campañas provenía de la corrupción y de las utilidades del crimen organizado. Y el que paga, pide las canciones, advirtió el excanciller.

Ilustración: Insight Crime

El desvío de fondos públicos

Un aspecto que desde ya impacta al proceso electoral es el desvío de recursos públicos a las campañas. Solo este año se han empleado más de Q. 800 millones (unos 100 millones de dólares) en campaña preelectoral, proveniente de dinero que no se ejecutó en años anteriores y que estaba destinado a invertirse en salud y bienestar de la población afectada por la pandemia, señaló Gutiérrez.

El próximo año esto no cambiará. Prueba de ello es que recientemente el Congreso aprobó un presupuesto para el 2023 que superará los Q. 115 millardos. Organizaciones que fiscalizan el gasto público han advertido que estos recursos serán usados para garantizar la reelección de alcaldes y diputados.

“Si bien hay alto repudio (a la corrupción), también hay mucho dinero para campaña. Aquí se va a poner en juego esto: la eficacia de las tareas clientelares versus la dignidad de la gente. Eso es lo que está en cuestión”, explicó el excanciller.

Este problema se agrava con las dificultades que afronta el Tribunal Supremo Electoral para regular la inversión durante la campaña política. Según organizaciones que fiscalizan el proceso, los partidos políticos invierten por voto el equivalente a 10 dólares, lo cual hace que Guatemala tenga las elecciones más caras del hemisferio, solo comparadas con las de Estados Unidos

Imagen: EFE/ Esteban Biba

El punto de crisis

El “Pacto de Corruptos” ha logrado todos los pasos que se propuso para proteger su impunidad, señaló Gutiérrez. Actualmente, controla todas las instituciones de pesos y contrapesos en el Estado; pero su estrategia está llegando a un punto de crisis, apuntó.

Esta crisis se debe, en gran medida, a que el sistema electoral está excluyendo candidaturas de forma arbitraria. Esta exclusión afecta, incluso, a actores que conforman el “Pacto”, lo que demuestra que estas redes carecen de un liderazgo y de una estructura política que tenga la capacidad de trascender en las elecciones, explicó.

“En estas elecciones hay un signo de interrogación sobre cuáles son los criterios para participar. No se sabe quién decide quién participa y quién no. O quién decide quién es amenaza para el ‘Pacto’… La gente del propio ‘Pacto’ está siendo cuestionada en su participación”, dijo el experto a las y los periodistas que participan en el CAP.

Guatemala, una democracia híbrida

En los índices internacionales no se afirma que Guatemala tenga una democracia en el sentido estricto de la palabra, continúo Gutiérrez. Para que una democracia sea plena, debe cumplir con al menos tres requisitos: que haya elecciones con expresiones ideológicas y políticas plurales, que existan órganos electorales que garanticen la integridad del voto, y que exista Estado de Derecho, independencia de poderes y libertades civiles.

El Tribunal Supremo Electoral, en una imagen de archivo del 06/02/2019 / Simone Dalmasso

Guatemala tiene dificultad para cumplir algunas de estas. Si bien cumple con requisitos básicos como la celebración de elecciones, estas son viciadas, señaló.

“Hay partidos que tienen muchos más recursos y se les perdona, entre comillas, que hagan campaña anticipada. Hay prácticas clientelares. Y estos vicios en la organización del proceso electoral es lo que nos califican como una democracia imperfecta”, puntualizó Edgar Gutiérrez, quien además de exdiplomático es columnista de opinión.

¿Qué puede ocurrir?

Para las próximas elecciones podrían darse varios escenarios, según el análisis del excanciller.

El primero es que el “Pacto” logre un acuerdo para su transición electoral. El segundo, que no lo logre y excluya a varios candidatos de la contienda. Y el tercero sería que, finalmente, participe la mayoría de los actores que desean hacerlo, con pluralidad, pero que exista una estrategia orientada a controlar el Congreso, expuso.

Pero independientemente de cuál sea el resultado, en el ambiente hay una preocupación por el futuro de la democracia en el país.

Por ello, más temprano que tarde, las misiones de observación internacional se instalarán en Guatemala, el Tribunal Supremo Electoral convocará a elecciones y sonará el banderazo de salida. Tras la resaca electoral, la comunidad internacional tendrá la tarea de decidir si reconoce los resultados o cataloga al país en la lista de regímenes autoritarios consumados, finalizó el expositor.

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